Tradición
y avance en el estudio
Por Humberto Sotelo Mendoza
uestra universidad, se ha caracterizado por fomentar el estudio de la ciencia de acuerdo con las concepciones vigentes en las diversas etapas de su historia, aunque en no pocas ocasiones yendo más allá de las mismas. Es de recordar, al respecto, el gran auge científico y cultural que tuvo nuestra institución en los tiempos en que era Colegio del Espíritu Santo, convirtiéndose en una de las universidades más renombradas, no sólo de México sino de todo el mundo hispano. Fue en esa época que surgieron las investigaciones astronómicas de Carlos de Sigüenza y Góngora, las cuales estaban a la vanguardia de su época 1. Habría que tener presente, también, los avances que obtuvo el Colegio del Estado, particularmente en el terreno de la experimentación 2 de la física que comenzo en 1869, cuando las autoridades del colegio obtuvieron los aparatos que pertenecían a la clase de física de la Escuela de Medicina, que en aquellos tiempos era independiente del Colegio. Fue así como el 19 de febrero de 1870 se fundó el primer Gabinete de Física del plantel, quedando instalado en un local de la planta alta (hoy conocido como Salón Barroco) donde se encontraba el archivo del observatorio. Esto propició que la enseñanza y la práctica de tal asignatura alcanzara un notable desarrollo. Después, en los años de 1901, 1904, y de 1906, dicho gabinete fue enriquecido con la adquisición de aparatos y equipos sumamente modernos 3. También hubo épocas en las que la enseñanza y la investigación científica en nuestra universidad sufrieron un notable estancamiento, tal como sucedió en algunas décadas del siglo XX. En la actualidad la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) es una de las pocas instituciones de educación superior de provincia que han logrado avances notables en lo que concierne a la investigación científico-tecnológica. Sus aportaciones en este terreno han sido reconocidas no sólo por la comunidad científica del país, sino también por no pocas de las instituciones científicas más prestigiosas del orbe. Desde luego el prestigio de nuestra casa de estudios en ese campo no se debe a factores incidentales o fortuitos, sino es el resultado de los denodados esfuerzos de varias generaciones de profesores y estudiantes que impulsaron en diferentes etapas los programas de Reforma Universitaria que tuvo hitos decisivos en los años de 1950, de 1961, y de 1975, fechas que podríamos considerar como etapas fundamentales para el desarrollo de la vida académica, cultural y científica de nuestro centro de estudios. En la primera fecha de marras, 1950, el entonces rector Horacio Labastida Muñoz impulsa una iniciativa cuya relevancia sólo habría de valorarse debidamente varias décadas después: esto es, la creación de la Escuela de Físico-Matemáticas, iniciativa que aprueba el H. Consejo Universitario en febrero del mismo año. Sin temor a equivocarnos, podríamos aseverar que mediante esta decisión la actual BUAP ingresó a los umbrales de la ciencia moderna. Los pormenores de esa iniciativa los tratamos en Tiempo Universitario, en el número intitulado "Ingreso de la UAP a la ciencia moderna" (Año 2/ No. 4, 25 de febrero de 1999).
Lamentablemente los avances logrados por la universidad durante la gestión de Labastida Muñoz se vieron, si es que no truncados (como decía Bertrand Russell, no se pueden truncar los avances del espíritu y de la ciencia) sí obstaculizados o saboteados por los mismos grupos y sectores reaccionarios que sempiternamente se habían opuesto a la Reforma Universitaria, quienes durante un largo lapso lograron nuevamente sumir a la institución en el oscurantismo y la mediocridad académica, a través de la puesta en marcha de una "cruzada" que persiguió el propósito de expulsar a los "comunistas" , y a los "enemigos de la civilización occidental y cristiana" de la institución. De esta forma, fueron expulsados de la universidad decenas de profesores e investigadores avanzados, y cientos de estudiantes y trabajadores que simpatizaban con la Reforma emprendida por Labastida Muñoz (entre ellos el ingeniero Luis Rivera Terrazas, y el físico Virgilio Beltrán López). De esa forma, pues, la UAP experimentó un gran retroceso en lo que se refiere a su modernización académica. Sin embargo, el hostigamiento de los grupos reaccionarios no logró doblegar a la comunidad universitaria, la cual volvió nuevamente a retomar el tirso de la reforma académica en el año de 1961, logrando esta vez un triunfo inequívoco que llevó a la mayoría de sus enemigos, en unos casos a retirarse de la universidad, y en otros a deponer su hostilidad hacia el movimiento universitario. Sin embargo el movimiento de Reforma si bien logró avances innegables en lo que se refiere a la vida política y cultural de la universidad, no estuvo en condiciones de cristalizar de inmediato algunos de sus principales objetivos, entre ellos el de la modernización académica, y el de la superación en los terrenos de la investigación científico-tecnológica. Estos ámbitos experimentaron transformaciones importantes años después. 1 Ver al respecto el trabajo
de Montiel, Bonilla Alejandro, publicado en Tiempo Universitario, Año 1, No. 9, 14
de mayo de 1998, en el que el autor analiza las aportaciones de Sigüenza y Góngora a la
ciencia de su época.
Creación del Instituto de Ciencias de la UAP acia las primeras décadas de los setenta se destinaba apenas el 0.10 por ciento, aproximadamente, del presupuesto de egresos de la Universidad a las actividades científicas, que en ese entonces se realizaban básicamente en el Instituto de Investigaciones Científicas (IIC), organismo que estaba muy lejos de fungir como instancia coordinadora central de las actividades de referencia. No es casual, por ejemplo, que instancias como el Centro de Cálculo y la Biblioteca José María Lafragua funcionaran al margen del IIC. Éste contaba con cinco departamentos: meteorología, antropología e historia, química, física y economía. El personal que participaba en esa instancia estaba constituido solo por cuatro coordinadores, seis investigadores de medio tiempo, dos auxiliares de investigación y siete técnicos. Como puede verse, pues, la investigación científica en la UAP por esos años era una tierra baldía.
El 23 de agosto de 1973 es, sin duda, un hito decisivo para el desarrollo de la investigación científica de la UAP : en tal fecha el ingeniero Luis Rivera Terrazas presenta el proyecto de creación del Instituto de Ciencias de la UAP, en representación de una Comisión nombrada por la escuela de Ciencias Físico Matemáticas. La finalidad de dicho proyecto explicó Terrazasera el de reorganizar, coordinar y promover de manera sistemática la investigación científica en nuestra institución, que, reiteramos, se encontraba por esos años notablemente dispersa, y sin objetivos definidos.
La propuesta de referencia fue aceptada por las autoridades universitarias, y al año siguiente, en 1974, se inician las actividades de dicho centro, nombrándose al ingeniero Terrazas como responsable del mismo, participando a su lado 26 investigadores y 18 auxiliares en las diversas áreas del Instituto. La primera tarea que procedió fue la de integrar los diversos departamentos e instancias que realizaban investigación científica sin ningún vínculo entre sí, y sin metas precisas. El entonces rector, químico Sergio Flores Suárez, le brindó un respaldo total al naciente proyecto, convencido de que difícilmente la Reforma Universitaria podía avanzar sin aplicar la metodología científica al estudio de la realidad, y sin vincular la docencia, la investigación y la extensión. Es de señalar, sin embargo, que estos planteamientos aunque sumamente avanzados eran todavía embrionarios, empero fueron el punto de partida para la elaboración del Programa de Reforma Universitaria que presentó en 1975 el ingeniero Luis Rivera Terrazas, al presentarse ante los universitarios como candidato a rector, logrando el voto mayoritario de los mismos. En dicho programa se planteaba una visión más rica y compleja de la política de investigación que requería la universidad presentándose, entre otras, las siguientes propuestas: incrementar el acervo científico de la institución; detectar los problemas esenciales de México y, en concreto, de la región Puebla-Tlaxcala; combatir la centralización de la investigación en nuestro país, y vincular la docencia, la investigación y la extensión.
Bajo ese marco, el ICUAP enfocó sus actividades hacia tres objetivos fundamentales: a) participar en el movimiento científico, promoviendo proyectos en el campo de las ciencias básicas y aplicadas, con el propósito de contribuir a superar la dependencia científico-técnica de nuestro país respecto al exterior; b) dotar a la institución y a los universitarios de habilidades y capacidades para el estudio de su entorno social, y, c) coadyuvar a la elevación del nivel académico de los profesores. Muy pronto el Instituto comenzó a arrojar resultados positivos. A tres años de su fundación ya contaba con 65 investigadores, de los cuales 10 tenían doctorado, 14 maestría, y el resto licenciatura. En 1978 quedó dividido en dos grandes ramas, esto es ciencias físico-matemáticas, y ciencias sociales. En la primera se encontraban los departamentos de Estado Sólido, Semiconductores, Matemáticas Puras y Aplicadas, y en la segunda, Historia y Sociología (en ese mismo año se plantea la creación del Departamento de Lingüística). 4 Otro aspecto relevante de los avances experimentados por el ICUAP a partir de 1974 nuestra institución se convierte en la única universidad de provincia que aporta ininterrumpidamente trabajos a los congresos anuales de la Sociedad Mexicana de Física, y a diversos congresos internacionales. 5 4 III Informe de labores
del rector Luis Rivera Terrazas, Archivo Histórico Universitario, serie: Rectoría,
Subserie, Informes de rectores. Laboratorio de física de estado sólido y primer posgrado en investigación nos años antes de la creación del ICUAP, en la Escuela de Ciencias Físico-Matemáticas varios investigadores y profesores plantearon que ya había llegado la hora de que la institución impulsara proyectos de investigación científica encaminados a contribuir a superar la dependencia científico-técnica de nuestro país hacia el exterior. De este modo, a finales de 1973, le abren paso a un plan tentativo de desarrollo de la investigación a largo plazo bajo el nombre de "Grupo de Bajas Temperaturas", que se dedicó en lo fundamental a la física teórica, particularmente en el campo de la Teoría de la Superconductividad y de Superficies. Entre los investigadores que participaron en este proyectos se encontraban los doctores Jesús Reyes Corona (q.e.p.d.), Carlos Cambero, Rafael Baquero Parra, y Hugo Contreras Navarro.
Poco tiempo después de fundarse el ICUAP, en 1976, se crea la Rama Experimental de Física del Estado Sólido, proyecto integral que implicaba toda un área nueva de investigación científica para los años venideros. Tal proyecto fue presentado y dirigido por el doctor Alfred Zehe con su grupo de jóvenes tesistas, entre quienes figuraban Apolonio Juárez, Pedro Hugo Hernández Tejeda, Alberto Mendoza, Miguel Gracia, Elsa Chavira y José Luis Herrera, a los que años más tarde se unen los doctores José de la Luz Martínez, Gerardo Martínez, Carlos Vázquez, Elías López y Hugo Navarro, quienes se proponen abrirle paso a la física experimental, iniciando este trabajo prácticamente a partir de cero, dado que hasta el momento en la universidad sólo se había desarrollado la física teórica. El entonces rector de la UAP, Luis Rivera Terrazas, ya llevaba varios años pugnando por el desarrollo de la física experimental, por lo cual no fue casual que al acceder al primer cargo de la institución le diese un fuerte impulso a la misma. Con este propósito, se dio a la tarea de firmar varios convenios con universidades del orbe que tenían una amplia experiencia en ese campo. Destacan, al respecto, los convenios firmados a mediados de los setenta del siglo pasado con las universidades Técnica de Dresden, y de Leipzig, Alemania, esta última distinguida por los Premios Nobel en Física Werner Heisenberg y Gustav Hertz. Como resultado del convenio firmado con la segunda institución, el citado doctor Alfred Zehe quien colaboraba en esa universidad, en el área de Ciencias de Materiales se trasladó a nuestra casa de estudios, en calidad de investigador y profesor visitante. Animado por el Ing. Terrazas, el doctor Zehe impulsó también la creación del primer posgrado científico en nuestra institución, esto es, la Maestría en Física del Estado Sólido, que en 1977 se hizo realidad, con el registro de los primeros alumnos. Habría que subrayar que este posgrado fue el primero que surge en una universidad de provincia en México. De este modo, pues, la UAP hizo trizas el mito que establecía que sólo instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN) estaban en condiciones de realizar actividades de investigación científica "de punta". Es muy fácil decir esto en la actualidad, pero no habría que perder de vista que por esos años se consideraba quasi una utopía que las universidades de provincia contasen con posgrados en el terreno de referencia. El mérito de Alfred Zehe y de Terrazas adquiere su verdadera dimensión si tomamos en cuenta las limitaciones de infraestructura y de recursos de que disponía la universidad en ese tiempo. Empero, como sucede con las empresas audaces, el proyecto logró "aterrizar" gracias a la voluntad inquebrantable de sus fundadores. Años más tarde surgen otros posgrados, como el de Dispositivos Semiconductores en el ICUAP y el de Optoelectrónica, en la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas. Éste proyecto fue también impulsado por Zehe. La inauguración en 1977 del moderno Laboratorio de Fotoluminiscencia fue el inicio de lo que pronto llegaría a ser el conjunto de Laboratorios de Física del Estado Sólido (LAFIESO), y además el cimiento sobre el que habrá de edificarse años más adelante el Instituto de Física "Luis Rivera Terrazas". El LAFIESO se fortalece poco después con los laboratorios de espectroscopía RAMAN, de materiales semiconductores, de alto vacío, y de electrofísica, e incluso con una unidad de microcómputo, incorporándose más investigadores con grado de maestría y de doctorado.
Un año después, en 1978, con la Maestría en Física en plena actividad, se plantea la fundación del Doctorado en Física, como desenvolvimiento lógico y consecuente del posgrado en el ICUAP. 1980 es una fecha histórica importante para el desarrollo de las investigación científica en la UAP, ya que en ese año termina sus estudios de Maestría en Física la primera generación que se inscribe en la misma (entre ellos Pedro Hugo Hernández Tejeda, Apolonio Juárez, Alberto Mendoza, y José Luis Herrera). En marzo de 1983 se inaugura el nuevo edificio del Departamento de Física del Estado Sólido, cristalizando así un viejo sueño de los integrantes de este centro de investigación, ya que desde la génesis del mismo había carecido de un recinto propio y adecuado a sus necesidades, propiciando que sus integrantes laborasen en condiciones sumamente precarias. Aparte de los avances logrados en el área de física del Estado Sólido, a partir de los ochenta la investigación científica en la UAP adquiere un impulso notable, fortaleciéndose los institutos existentes y surgiendo todo un cúmulo de nuevos proyectos en diferentes campos. En 1983 el ICUAP contaba con las siguientes áreas: departamento de microcomputadoras, departamento de investigaciones biomédicas, departamento de matemáticas, y departamento de semiconductores 6. En la actualidad, tal Instituto cuenta con los siguientes centros: Centro de Investigación en Dispositivos Semiconductores, Centro de Investigaciones en Ciencias Microbiológicas, Centro de Química, Departamento de Aplicación de Microcomputadoras, Departamento de Investigación en Ciencias Agrícolas, Departamento de Matemáticas, Departamento de Microelectrónica, Departamento de Zeolitas, y Laboratorio de Investigaciones Biológicas 7.
Hacia 1997 se crea el ya citado Instituto de Física "Luis Rivera Terrazas", el cual, una vez que cuenta con su propio posgrado, se separa del ICUAP. De inmediato tal instituto consolidó el ambicioso y complejo proyecto de investigación en Física del Estado Sólido y en materiales electrónicos que ya existía desde finales de los setentas, recibiendo el respaldo del CONACYT, organismo que se entusiasmó con el proyecto, otorgando los recursos necesarios para su puesta en marcha, y para asegurar la continuidad de sus investigaciones. Este instituto es en la actualidad, sin duda, uno de los principales centros de investigación, no sólo de Puebla, sino todo el país. En nuestros días, la investigación científica en la BUAP ha alcanzado un notable grado de desarrollo. Mientras que en 1970 la institución destinaba apenas, como señalamos más arriba, el 0.10 por ciento de su presupuesto a la investigación científica, hacia 1978 se destinaba el 6. 3 por ciento. En nuestros días, la institución destina el 8 por ciento de su presupuesto a las actividades relacionadas con la investigación científica. Le corresponde al Consejo de Investigación y Estudios de Posgrado, y a la Vicerrectoría de Investigación y Estudios de Posgrado, el coordinar las investigaciones que se desarrollan en los diversos institutos, Escuelas y Facultades de la UAP. 6 Universidad, órgano
de difusión de la Universidad Autónoma de Puebla, No. 8, 18 de marzo de 1983, pág. 6.
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